
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, está preocupado por la mancha que puede dejar en su legado el probable impeachment al que se enfrenta. Considera que “es algo malo que tener en el currículum”, según publica el medio digital estadounidense Axios. Hasta tres fuentes confirman que esta es la mayor preocupación que Trump trasladó vía llamada telefónica a los representantes republicanos del Congreso.
Los demócratas han impulsado el proceso de impeachment a raíz del contenido de una llamada telefónica entre Donald Trump y el presidente ucraniano Volodymyr Zlenskyy, en la que el presidente estadounidense pedía insistentemente a su homónimo ucraniano que investigase a su principal rival político del momento, el candidato demócrata Joe Biden y a su hijo, Hunter Biden. Si se demuestra quid pro quo, es decir, que todo forma parte de un intencionado intercambio de favores entre países, Trump pasará a estar contra la espada y la pared.
Por el momento, la preocupación de Trump no es en vano, ya que los abogados del primer delator, Andrew Bajak y Mark Zaid, declararon vía Twitter que están representando a “diversos informantes”. Zaid tuiteó recientemente que puede “confirmar que tienen a un segundo informante con conocimiento de primera mano” representado por su equipo legal.
Primero todos los republicanos negaron con efusividad la posibilidad de quid pro quo. Al cabo de unos días Tump les decía a los periodistas en la Casa Blanca que: “China debería iniciar una investigación a los Bidens, porque lo que sucedió en China es tan malo como lo ocurrido en Ucrania.”
Según publica el periódico The New York Times, estas declaraciones de Trump significan que no sólo Ucrania estaría involucrada en este escándalo, como hecho puntual, sino que sería una práctica habitual para la Administración actual. Australia, Italia y Reino Unido forman parte de los países a los que Donald Trump habría pedido favores.
Trump ha repetido en las últimas semanas que no hubo quid pro quo. La mayoría republicana también.
— Dori Toribio (@DoriToribio) October 17, 2019
Nueva narrativa: sí hubo, pero es normal. https://t.co/qImUK17zme
Además de la preocupación por su currículum, Trump contó a los representantes republicanos del Congreso que realmente quién le animó a hacer la -ahora controvertida- llamada al presidente ucraniano fue, según desvela Axios, el secretario de Energía Rick Perry. “No hay demasiada gente que sepa esto, pero yo ni siquiera quería hacer la llamada. La única razón por la que lo hice fue porque Rick me lo pidió”, confiesa Trump.
Pese a excusarse, Trump saca hierro al asunto e incluso tilda de “caza de brujas” el proceso de investigación del impeachment. Hasta un 43% de los estadounidenses están de acuerdo con él, según la última encuesta nacional del instituto de votación pública Quinnipiac.
La Casa Blanca se niega a cooperar
Cuando el primer informante denunció un posible abuso de poder por parte de Donald Trump, contó que varios trabajadores de la Casa Blanca “habían intervenido para bloquear todos los registros de la llamada, en especial la transcripción literal”, que no es pública.
Seguidamente, cuando Gordon D. Sondland, el embajador de Estados Unidos en la Unión Europea, tenía que entrevistarse con los demócratas para las investigaciones ya iniciadas en el proceso de impeachment, la Casa Blanca obstruyó esa entrevista horas antes de que Sondland apareciera en Capitol Hill. Un alto funcionario de la Administración, según cuenta The New York Times, dijo que no se proporcionarían otros testigos o documentos, y que la cooperación pararía inminentemente.

Poco después de que pasara esto, la Casa Blanca enviaba una carta de 8 páginas a los líderes demócratas del Congreso. En ella advertían de que no iban a cooperar con la investigación porque la consideran ilegítima, partidista e inconstitucional. Por su parte, la portavoz del Congreso, Nancy Pelosi, emitía un comunicado en el que decía que: “Se debe advertir a la Casa Blanca que los continuos esfuerzos para ocultar la verdad del abuso de poder del presidente al pueblo estadounidense se considerarán como una prueba más de obstrucción”.
Añadía además un mensaje para Trump: “Señor presidente, usted no está por encima de la ley. Tendrá que rendir cuentas”.
A todo esto, Joe Biden habla
El exvicepresidente Joe Biden, ahora candidato demócrata para las elecciones del 2020 y el hombre al que Trump pidió a Ucrania que investigara, ha hablado.
Desde el Ayuntamiento de New Hampshire, en un acto de precampaña, Biden ha sentenciado que Trump tiene que ser destituido. “Para preservar nuestra Constitución, nuestra democracia y nuestra integridad básica”, dice Biden.
Tras estas declaraciones, Biden y Trump se han enzarzado en una pelea por Twitter, lo que en Estados Unidos se conoce coloquialmente como un beef. Trump ya ha encontrado, como es habitual en él, apodo para el candidato demócrata: “Sleepy Joe Biden” (Soñoliento Joe Biden). En su momento ya lo hizo con Hillary Clinton (“Crooked Hillary”) y lo sigue haciendo con otros candidatos, por ejemplo, llama a Elizabeth Warren “Pocahontas”.
El presidente estadounidense, conocido también por ser amante de un buen beef, dice de Biden, por Twitter, que es “patético” y afirma sin pruebas “que ha estafado millones de dólares a al menos dos países”. Biden, por su parte, considera que “es una táctica utilizada por el presidente para tratar de secuestrar unas elecciones, para que no nos centremos en los asuntos que importan en nuestras vidas”.
Sea como fuere, el impeachment puede salpicar también en la reputación de Biden, que pese a ser uno de los candidatos demócratas más fuertes, no deja de bajar en las encuestas. De momento, el escándalo con Ucrania podría significar algo más que una mancha en el currículum de Trump y un posible impeachment, también podría perjudicar gravemente a Joe Biden en su candidatura a la presidencia.
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